"Diarios de un comienzo clínico" - Valeria Uhart - (2006)





Soy Valeria Uhart. Psicóloga, Coordinadora de recursos expresivos y

Psicodramatista. Estos textos los escribí en 2006, cuando empecé a hacer una

pasantía en un Hospital, en el área de Prevención y Promoción en salud mental,

que agrupaba talleres abiertos a la comunidad. El espacio del taller, que

funcionaba en articulación con el Instituto de la Máscara, estaba coordinado por

una psicóloga, coordinadora del Instituto; yo, entonces, tenía mi título de psicóloga

0 km, y estaba sedienta de experiencias. El taller funcionaba los lunes, y se

trabajaba a partir de recursos expresivos, corporales, psicodramáticos y lúdicos.

Después de cada encuentro, en un intento por elaborar vivencias, escribía y

compartía mis escritos con ella. Ahí surgió esta especie de diarios de

coordinación, bitácoras de un comienzo clínico, entre la escena, la máscara, el

arte y las preguntas….


Primeros tropezones

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A ver, por dónde empezar con las resonancias del lunes pasado. Creo que esta es

la primera vez que empezamos a coordinar solas el taller con M (el espacio estaba

abierto a recibir pasantes del Instituto, M era una compañera que también estaba

haciendo una pasantía, y con la que luego empezamos a compartir la co-

coordinación). Lo primero que viene es que me sentí cómoda, bastante segura

dentro de mis inseguridades, y creo que fue importante contar con la presencia

mutua, y con el respaldo que nos daba saber que vos venías (aunque avisaste

que ibas a llegar tarde y que empezáramos solas). Fue muy bueno haber

trabajado antes en la planificación y llevarla pautada, porque creo que eso es

importante y más en los comienzos, siento que no me puedo dar el lujo de

improvisar. Aunque también es cierto que, durante el transcurso del taller, traté de

concentrarme en lo que el grupo producía y no en lo que yo había planeado hacer.

Por otro lado, siento que, si bien el grupo se enganchó con la propuesta y pudo

trabajar, todavía me falta para animarme a hacer intervenciones. Era como que

todo se terminaba rápido. Supongo que sólo la práctica da la posibilidad de

comenzar a experimentar en eso de captar el momento justo para hacer

determinadas intervenciones o señalamientos y, además del momento, qué clase

de intervención hacer y desde dónde. Porque lo que me pasaba durante el

transcurso de las escenas era que, por ahí, en determinados momentos captaba

“algo” que me decía que allí se podría intervenir, pero en ese momento no se me

ocurría cómo.

En la escena del grupo de J y R, cuando salió el tema de la sentencia de R que

condenaba al personaje a dormir eternamente sin poder soñar, eso abría un

campo interesante para trabajar. Noté que ahí la intensidad de la escena se

quebró, subió.

Otro momento interesante fue cuando R “dictó” la sentencia, creo que dijo “yo soy

la ley”, no me acuerdo bien si fueron esas las palabras, pero ese fue el sentido y el

lugar desde donde lo dijo, me parece que hubiera sido bueno hacerlo trabajar

desde ese lugar, pedirle un soliloquio, o un cambio de roles con el condenado.

¡Claro, esto se me ocurre ahora!

Otra cosa que me llamó la atención en el momento fue que la escena no tenía

acciones corporales, J contaba la historia prácticamente inmóvil en su lugar, y los

demás hablaron a su turno también casi sin moverse. Hubiera sido bueno

proponerles que le dieran movimiento a las palabras, o que siguieran el relato con

el cuerpo.

En la escena del grupo de P, D y F, P retomó un personaje que se viene

reiterando bastante, eso me parece que es un punto importante para trabajar.

En cuanto a la última escena, me quedó resonando la imagen del personaje

dejándose azotar pasivamente y casi sin resistencia, hubiera sido bueno intentar

correrlo de ese lugar de pasividad, proponer, por ejemplo, que saliera de la escena

y que otro representara su papel para que él pudiera observarse desde afuera.

Estas son algunas de las cosas que se me vienen a la cabeza, también la cuestión

de la importancia de hacer algún diagnóstico, aunque sea a grosso modo, porque

eso ayuda para situarse. Pero claro, una cosa es leerlo en los libros como hice

hasta ahora y otra es aprender a abrir los ojos, a escuchar, a captar gestos y

posturas… ¡en eso estamos!

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