¿QUIÉN TE CORRE, CHE?

Oda a la inteligencia artificial 

Hace unos días hablaba con alguien sobre el tema vedette: la inteligencia artificial, sus beneficios y sus riesgos. Esta persona ubicaba del lado del beneficio lo que yo del lado del riesgo, lo que nos ofreció y puso el manjar del debate sobre la mesa.

El argumento central de la cara del beneficio era: "Una tarea que te insume 30 minutos, ahora vas a poder hacerla en 10". Y ocurrió que se me acercó al oído izquierdo un Unicornio azul, y me susurró: "preguntale para qué va a usar los 20 minutos que le sobren". Y no, claro, nunca fui capaz de resistirme a estos susurros, de modo que lo hice, y comenzó un debate precioso, de esos que se saborean como un pan recién sacadito del horno.

El tiempo ¿es nuestro amigo o nuestro enemigo? ¿qué indica la vida de alguien a quien todo el tiempo le falta tiempo, y la de alguien a quien esto no le sucede y, más aún, tiene el atrevimiento de que cada tanto le sobre?

¿Quien corre como loco por la calle, en su casa, en el trabajo, en las vacaciones, tiene una vida más interesante que el que camina, y a veces trota porque se le va el bondi?

¿Qué es la vida si tengo que matar el tiempo a teclazos? ¿Es verdad que cuando el tiempo se para en la vereda de enfrente me maldice con el hechizo del aburrimiento, y cuando está de nuestra vereda me abraza y me llena de bendiciones?

¿Qué hacemos (nuevo susurro del Unicornio) si tenemos plata pero no tenemos tiempo?

¿En qué transformamos nuestra vida si, de tan obedientes que nos ponemos, consumimos comida, series, sustancias, redes sociales, tecnologías



, entretenimientos, viajes, y  tiempo? Creo, intuyo, que consumir tiempo no es lo mismo que usarlo, acariciarlo, mirarlo con ojos de enamorada.

Ayer lo encontré al Unicornio en la caja del supermercado de la esquina de mi casa; él llevaba manteca y mermelada de durazno para la merienda, y yo le dije que a veces me parecía que me susurraba argumentos exagerados, ideales, especies de Odas de Neruda. Él me miró mientras guardaba el vuelto en la billetera, y me dijo: "Tengo exactamente cuarenta y cinco minutos, venís a casa a tomar unos mates?".


Lic. DÉBORA BLANCA 

Directora de Lazos en juego 

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